jueves, 17 de octubre de 2013

NELLA LARSEN Y FEDERICO GARCÍA LORCA: UN ENCUENTRO EN LA FRONTERA

Nella Larsen por Carl van Vechten
“Esta escritora es una mujer exquisita, llena de bondad y con esa melancolía de los negros, tan profunda y tan conmovedora."

Con estas palabras se refería Federico García Lorca a Nella Larsen,  una de las escritoras más relevantes del llamado Renacimiento de Harlem, en una carta dirigida a sus padres y fechada en Nueva York  el 19 de julio de 1929.

La crisis personal y creadora que atravesaba Lorca le llevó a aceptar la propuesta que en la primavera de 1929 le hizo su antiguo profesor, Fernando de los Ríos, para que le acompañara a Nueva York. El año transcurrido entre  junio de 1929 y junio de 1930, primero en Nueva York y los últimos meses en Cuba, transformaría poderosamente su experiencia vital y su trayectoria literaria. Este fue su primer viaje al extranjero, su primer encuentro con la gran urbe mecanizada y multirracial. En Nueva York leyó a Walt Whitman y T.S. Eliot, investigó el teatro en lengua inglesa, conoció el cine sonoro y paseó por el Harlem de cabarets y fiestas teniendo como cicerone a la exquisita y melancólica Nella Larsen. Lorca descubrió en este viaje el trepidante universo de la modernidad, la metrópoli efervescente de rascacielos y brillantes espectáculos que bullía al ritmo del jazz y el alcohol clandestino. Pero también encontró un mundo deshumanizado y mecanicista convulsionado por la gran quiebra financiera del 29, la realidad sórdida de los desheredados y la opresiva segregación de que era objeto la comunidad negra; como uno de  los símbolos de la engañosa brillantez de la ciudad puede citarse al Cotton Club, el legendario cabaret abierto por el gánster Owney Madden, y que en sus Celebrities Nights acogía a las más selectas personalidades del momento –entre ellas al alcalde de Nueva York– pero que los negros solo podían pisar en su calidad de atracción musical.

En esta ciudad escribió Lorca su guion cinematográfico –Viaje a la Luna– y una de sus obras poéticas más importantes, el surrealista Poeta en Nueva York, publicado cuatro años después de su muerte. Aquí incluyó su Oda a Walt Whitman, como homenaje a la voz prometeica del bardo neoyorkino, y los poemas de denuncia Norma y paraíso de los negros y El rey de Harlem


“Yo quería hacer el poema de la raza negra en Norteamérica y subrayar el dolor que tienen los negros de ser negros en un mundo contrario, esclavos de todos los inventos del hombre blanco y de todas sus máquinas”

Dibujo de F.García Lorca para su Poeta en Nueva York
Dibujo de García Lorca para su Poeta en Nueva York
Escuchar aquí a Lorenzo Varela recitando El rey de Harlem

En este Nueva York híbrido y cosmopolita  tuvo lugar entre los años veinte y treinta del pasado siglo la eclosión del llamado Renacimiento de Harlem, conocido también como el New Negro a partir del ensayo y antología de textos afroamericanos publicado con ese nombre en 1925 por el filósofo Alain Locke.

En estos años de apogeo del  jazz y el rhythm & blues, al calor de las creaciones de Duke Ellington y las voces de Bessie Smith y Billie Holiday, se produce un auténtico florecimiento de las clases medias afroamericanas que tiene su epicentro en Harlem. Diversas publicaciones como The Crisis, Opportunity, The Messenger y Negro World empiezan a multiplicarse y distribuirse, no solo entre las  comunidades negras de EEUU, sino también en el Caribe, Latinoamérica y África. Autores como Langston Hughes, Countee Cullen, Zora Neale Hurston, Nella Larsen, Arna Bontemps y Jessie Fauset exploran su condición de ciudadanos de segunda clase, exhortan a la afirmación racial y lanzan una nueva mirada sobre sus raíces africanas. Junto a estos "niggeratis", harían su aportación los "negrotarians" –los términos los acuña Zora Neale Hurston–, autores blancos fascinados por la cultura negra  y que en buena medida contribuyeron a sustentar las creaciones de los primeros. Entre ellos hay que destacar a Carl von Vechten –autor de Nigger Heaven (1926)–, del que una agradecida Nella Larsen llega  decir que “era lo mejor que le había pasado a la raza negra”.

El renacimiento literario –también pictórico, teatral y musical– de estos años, se acompañó del despertar de la lucha por los derechos civiles de la comunidad afroamericana y configuró esa doble condición –Twoness– sobre la que reflexiona el sociólogo W.E.B. Dubois: “Dos almas, dos pensamientos, dos irreconciliables agitaciones: dos ideas luchando dentro de un solo cuerpo negro, cuya fuerza obstinada lo protege de ser destruido”. La lucha de la comunidad negra cristalizaría en las décadas de los  50 y 60 en una literatura de fuerte compromiso político que se extendió hasta principios de los 70, y que tendrá entre sus máximos representantes a LeRoi Jones,  June Jordan, Dudley Randall, Nikki Giovanni, Naomi Long Madgett, Mae Jackson, S.E. Anderson o James Emanuel, autor del conocido poema "Pantera negra".